¿Un chapuzón? || Kalia R. Rösler

¿Que hora sería? La verdad es que no tenía ni idea. Tan solo sabía que el día anterior la había pasado genial y que el día de hoy la iba a pasar mejor.
Aún seguía en ropa interior; al abrir mis ojos pude notar que no había nadie por lo que sería muy tarde. Miré hacia mi celular. Las 11 AM; ya todos habían desayunado e ido hacia sus respectivas actividades, pero claro. No habían tenido tiempo para despertarme.

Abrí mi gran valija (claro, yo perezosa no había tenido ganas de desarmarla, ya que en algún punto mi ropa volvería a estar allí) y comencé a elegir cosas para ponerme, en el proceso de elección sonó mi celular; mientras la canción "Pink" de Aerosmith sonaba cada vez ás fuerte supe quien me había mandado el SMS.Marcus. Mi novio Marcus.

Decía que me fuese hacia la piscina y allí fuí; antes me vestí para la ocasión, un vestido naranja, una bikini verde y blanca debajo de este, todo eso en convinación con unas sandalias con motivo de playa. me recogí el cabello con una trenza la cual pasé por toda mi cabeza y salí hacia la piscina.

Mientras pasaba escuchaba los típicos murmullos, algunos me decían cosas buenas; otras malas. Pero sinceramente me importaba poco. Al final llegué a mi lugar de encuentro. Marcus me daba la espalda y tenía sus pies sumergidos en el agua. Yo me paré detrás de el haciendo que mi reflejo se viera en el agua.

Hola -le dije- ¿Como estás?

Toda la culpa me invadió en un momento y por dentro sentí odiarme. Sus labios me sabían agrios y no podía disfrutar momento con el sin que en mi cabeza sonara la palabra traidora. Mis ojos se posaron en su cachorrita.

Caminar suena excelente -le dije desanimada-

Comenzamos a caminar tranquilamente, sin embargo mi mente me seguía jugando malas pasadas. No me sentía para nada bien con Marcus y menos conmigo misma; debía terminar todo en ese momento, o sino, esto acabaría conmigo.

No estabamos muy lejos de la piscina, sin embargo no había nadie a nuestros al rededores; paré de caminar y esperé que el me mirara directamente a los ojos.

Marcus -le dije decidida- Debemos terminar.

Si solo fuera tan solo por Robert sería más sencillo, pensé, pero de todas maneras una de las razones era Robert. Pero no era eso; no lo quería hacer sufrir más. No me parecía justo ni para ni ni para mi encontrarnos en esta situación.

No, no es por el, en parte -le dije- No quiero que sufrar por mi culpa. Y creeme que lo harás.

Parecía una amenzana, pero así lo era. ¿Límite? Yo no había llegado a ningún límite.

Marcus no es así, aún te amo -le dije- Pero prefiero que no estemos juntos, no quiero lastimarte más de lo que lo he hecho. Te he engañado, y me siento muy mal por ello, pero no lo puedo evitar. Es mi naturaleza. No me justifico, y fué horrible lo que hice. Por eso hago esto.

¡Pues discúlpame por no ser jodidamente perfecta como tú! -le grité enojada- En un punto te crees mejor que las demás personas. Aparentemente tu no comentes errores. ¡Pero yo si lo hago! Y tengo los suficientes ovarios para enfrentarlos ¿Salida fácil? ¿Te parece esto fácil?

Para estas instancias yo ya había corrido tras de el, nadie me dejaba con la palabra en la boca, y muchos menos en estas instancias. Por alguna razón sentía que debía decirle esto. No me había dado cuenta por lo enfurecida que estaba que mi rostro estaba lleno de lágrimas, me las sequé y continué.

¡Me la suda lo que digas de mi! -le dije- No planeo estar atada a alguien, y menos a esta edad, mi naturaleza es la libertad. Pero, si lo quieres tomar con que soy una puta. De acuerdo. Haz lo que se te plazca ahora. Si me amaras tanto como decías que lo hacías no deberías decirme esto. El amor no se acaba de un día para el otro Marcus.

¿Que tiene que ver el dinero con la perfección? -le dije- ¡La perfección se define por muchas cosas, pero no por el dinero! ¡Y el está lejos de ser perfecto, amigo!

Sentía que mi piel estaba caliente, no sé si era por mi enojo o por el sol que me estaba dando directamente; aunque eso no era motivo para preocuparme.

Deja de tratarnos como si fueramos unos bichos raros -le dije- Tenemos dinero, no por eso somos mejores o peores personas que cualquiera, simplemente tenemos un par más de billetes más en los bolsillos. Eso no hace la felicidad ni mucho menos, y menos la perfección. Tener más o menos dinero no te hace poder tener más o menos errores que las demás personas.

Escuché cada palabra que salía de la boca de Marcus y me sentía cada vez peor conmigo misma. Mis ojos eran cataratas por todo lo que estaba pasando, esto no era tan fácil como todo el mundo lo hacía parecer. No respondí, tan solo lo escuché.

No te vayas -le dije- Yo soy la que se va. No me volverás a ver nunca más al final del verano.